El trastorno límite de la personalidad es una enfermedad caracterizada por la dificultad en la regulación de las emociones. Esto provoca cambios acusados en el estado de ánimo, impulsividad e inestabilidad, problemas de autoimagen y relaciones interpersonales inestables en las personas que lo sufren. Pueden protagonizar intentos frenéticos por evitar situaciones de abandono real o imaginario y comportamientos destructivos, como autolesiones o intentos de suicidio. A veces va ligado a depresiones, angustia, ansiedad o abuso de sustancias estupefacientes. Los psiquiatras estiman que el 7% de la población adulta tiene TLP. Ocho de cada diez de las alavesas diagnosticadas son mujeres y tienen entre 25 y 40 años.
Para los terapeutas de la red de Salud Mental de Álava, este grupo de pacientes había sido hasta ahora difícil de abordar por su inestabilidad e impulsividad y su tendencia a abandonar los tratamientos o consumir de nuevo sustancias. Las familias y asociaciones, e incluso el ararteko, estaban preocupadas. «Es una patología muy compleja, les provoca muchos desajustes, tienen problemas para la continuidad de sus relaciones, de sus trabajos», señala Gemma García Alonso, psiquiatra de la Unidad de Psicosis Refractaria del Hospital Psiquiátrico de Álava. Es la coordinadora de un nuevo programa de atención a estas personas que incorpora terapias de grupo y que ha logrado que sus beneficiarios vayan al 90% de las sesiones, «lo que indica que les sirve y que les ayuda como soporte». Además ha reducido la asistencia a urgencias por autolesiones, los ingresos y el consumo de drogas o alcohol.
García, a la que acompañan en la entrevista el jefe de la unidad, Edorta Elizagárate, y la responsable de la red extrahospitalaria de salud mental, María Artamendi, explica que el programa se basa en el metodo ‘Stepps’ de la universidad de Iowa. Al tratamiento farmacológico y a la intervención psicoeducativa se suman una sesiones en grupo en las que se busca entrenarles para la regular sus emociones y reuniones también con sus familiares o amigos. En una primera fase de seis meses, se sientan todos juntos una vez por semana y luego durante un año las reuniones serán quincenales.
Se han hecho dos grupos de 9 pacientes cada uno que se sientan a hablar moderados por un psiquiatra y un psicólogo. «Se les enseña a controlarse, cuando adquieren conciencia de lo que les pasa, disminuye su impulsividad», detalla García. «Al principio les asustaba verse frente a otras personas como ellas, pero ahora ven que es enriquecedor». Después de esta primera experencia ya se están formando dos nuevos grupos de toda Álava.
Niños y adolescentes
Por otra parte, Maria Artamendi explicó que ya está en funcionamiento el hospital de día para pacientes psiquiátricos de entre 6 y 18 años con los que la red quiere «reforzar la atención intensiva ambulatoria» de estos chavales. De manera provisional, hasta buscar un nuevo emplazamiento, el centro está abierto en los locales de la calle Angulema que quedaron vacíos tras el traspaso del COTA (centro de orientacion y tratamiento de adicciones) a Lakua-Arriaga.
Los psiquiatras y psicólogos tratan a los menores y a sus familias en horarios compatibles con la agenda escolar. Se llevan a cabo dos tipos de programas en los que participan 70 menores.
Fuente: Rosa Cancho, El Correo