La terapia dialéctica conductual (TDC) es un tratamiento pionero que ha demostrado ser “eficaz y útil” en el tratamiento del trastorno límite de personalidad, así como para dar las herramientas necesarias a aquellas personas con dificultades en el manejo de las emociones, según destaca la doctora Miriam McCarthy, licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid.
“La TDC acumula la evidencia científica más sólida hasta el momento: es decir, es un tratamiento eficaz y útil para mejorar la calidad de vida del paciente. Y esta es la razón por la que su popularidad ha crecido tanto en EEUU y en Europa”, señala la experta que incorpora esta herramienta a la Unidad de Personalidad y Comportamiento del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid.
Concretamente, consiste en un tratamiento que combina técnicas cognitivo-conductuales que promueven el cambio y la solución de problemas con técnicas basadas en la aceptación que conducen a que la persona entienda sus emociones, acciones y pensamientos.
“En este sentido se asume que siendo la vida del paciente realmente horrible es necesario y urgente un cambio y el terapeuta intentará activamente motivar al paciente hacia el mismo. La TDC hipotetiza que la etiología y el mantenimiento de comportamientos autodestructivos o impulsivos se debe a la combinación de una predisposición genética a una vulnerabilidad emocional y a un ambiente invalidante donde las personas no han aprendido a manejar emociones”, destaca.
Parte determinante del éxito es la enseñanza de estrategias o herramientas que pueden ayudar al paciente a regular sus emociones, tolerar el sufrimiento, mejorar las relaciones interpersonales y tomar conciencia del momento presente sin enjuiciarlo. Actualmente, supone un avance respecto a los tratamientos existentes hasta el momento, además es referencia Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) para personas diagnosticadas de trastorno límite.
“Partimos de la base de que la vida de las personas que acuden a nuestras consultas es angustiante, agotadora y genera mucho dolor. Nuestro fin, nuestra misión y nuestro objetivo es ayudar a que los pacientes construyan una vida que valga la pena ser vivida y mejorar en paralelo la de sus familias y la de las personas que les rodean. En definitiva, queremos ayudar al paciente a formular y alcanzar sus propias metas personales”, señala McCarthy.
¿QUÉ PROBLEMAS ABORDA LA TDC?
Según señalan desde el centro médico, esta técnica ayuda a tratar las mociones dolorosas que pueden sentirse, los cambios de humor, sentir que las emociones tienen el control, la dificultad para controlar la rabia, reacciones emocionales intensas y frecuentes, impulsividad, hipersensibilidad, sentimiento de vacío o de no pertenecer a nada ni nadie, depresión, tendencia a conductas autodestructivas (suicidio, autolesión, problemas con la comida), baja autoestima, poca tolerancia a la frustración. Interacciones sociales caóticas (familia, colegio, trabajo).
La TDC es una terapia estandarizada y manualizada que facilita el abordaje de conductas multiproblemáticas. Está basada en cuatro componentes, el TDC grupo de entrenamiento de habilidades, la terapia individual TDC, el ‘coaching’ telefónico y el TD equipo. “Es el tratamiento idóneo para personas que han pasado por muchos terapeutas y no encuentran solución ni mejora o si finalmente la logran es tan sólo por espacio corto de tiempo”, advierten.
Con este tratamiento el paciente puede ver como disminuyen sus visitas a urgencias e ingresos hospitalarios; una reducción del gasto médico, ya que “es una terapia de tiempo limitado y resultados estables en el tiempo”; una reducción de conductas autodestructivas (autolesiones, problemas de alimentación, intentos de suicidio y adicciones); menor tasa de abandono de la terapia; una disminución de la impulsividad, de la rabia y la depresión; un aumento de la autoestima y la motivación; y mayor adaptación social, familiar y académica.
Fuente: E.P.