Portal sobre el trastorno límite de la personalidad

Mujer con las dos mitades de la cara representado estados de ánimo diferentes

 

EPIDEMIOLOGÍA

El trastorno bipolar es una enfermedad que puede afectar aproximadamente a 2 de cada 100 personas, y que tiene la misma incidencia en ambos sexos. El trastorno bipolar es una enfermedad cerebral en la que se produce una alteración de los mecanismos bioquímicos que regulan las emociones y el humor.

Las personas que lo padecen experimentan cambios inusuales en el estado de ánimo, en la percepción de la energía y en la conducta. No se trata de una imperfección del carácter, de una debilidad personal o de algo que se pueda resolver autónomamente.

Las “subidas” y las “bajadas” son diferentes de las que experimentan la mayoría de las personas. Se llaman fases de manía o de depresión y pueden llegar a ser tan graves como para requerir la hospitalización.

...Pero hay buenas noticias: se puede lograr una estabilización gracias a tratamientos farmacológicos apropiados y a terapias psicológicas, sobre todo psicoeducativas, de modo que es posible alcanzar una buena calidad de vida.

LA MANÍA

La palabra manía en el vocabulario común tiene múltiples significados, pero en el contexto del trastorno bipolar indica alteraciones muy precisas.

Frecuentemente, la primera manifestación es la progresiva falta de necesidad de sueño. Se suele dormir de 2 a 3 horas y es habitual levantarse con mucha energía. El estado de ánimo alcanza la euforia, pero a menudo aparecen irritabilidad y hostilidad si al paciente se le lleva la contraria. El discurso se hace rápido e incesante. Aumentan las ideas, los proyectos y la confianza en sí mismos.

Se actúa de manera desinhibida, así que aumentan los gastos, el deseo sexual y a veces la promiscuidad.

Se pueden tomar decisiones totalmente incoherentes por la tendencia a infravalorar los riesgos, y se pone en riesgo la propia salud y la de los demás.

A veces la intensidad de la euforia hace que se pierda el contacto con la realidad, y aparecen así síntomas psicóticos como delirios y alucinaciones, que en la mayoría de los casos causan la hospitalización.

Los delirios suelen ser de grandeza y místicos; se pueden llegar a creer que tienen poderes sobrenaturales o que son la reencarnación de santos y de personajes famosos.

Las alucinaciones pueden afectar a los cinco sentidos y no es raro que se dé mucha importancia al sexto sentido.

Es difícil ser consciente de la naturaleza patológica de estos cambios, de modo que no se busca ayuda médica. El entorno familiar social y laboral se ve profundamente afectado, por lo que se pueden producir separaciones, desastres económicos y despidos.

Al haberse producido una alteración de los mecanismos bioquímicos que regulan las emociones y el humor, con un oportuno tratamiento farmacológico los síntomas disminuyen hasta desaparecer, lo que permite la recuperación de la propia personalidad.

LA HIPOMANÍA

La hipomanía es una forma suavizada de manía. Los síntomas son menos intensos y dramáticos. Nunca se manifiestan síntomas psicóticos, ni se producen cambios conductuales que obliguen a la hospitalización.

El estado hipomaníaco se percibe con una sensación de bienestar intenso y una mayor creatividad y autoestima. La presencia de aceleración, irritabilidad e insomnio pueden ayudar a evaluar como patológico el origen de este estado.

Sin embargo, no es raro que aumente el consumo de alcohol y de otras sustancias como el cannabis y la cocaína. Además es común empezar proyectos o iniciar relaciones de las que es fácil arrepentirse una vez termina esta fase de exaltación.

La hipomanía es un estado tremendamente inestable que puede empeorar y acabar en una manía franca o ser el principal factor que predispone al desarrollo de una depresión de la misma intensidad o de una intensidad mayor. Considerando estos posibles desenlaces, es importante tratarla a tiempo para poder ahorrar grandes sufrimientos.

FASES DEPRESIVAS

La depresión es uno de los dos polos del trastorno bipolar y probablemente se trate de su manifestación más frecuente. Sus síntomas son totalmente indistinguibles de la que es comúnmente conocida como depresión. Por ello, muchos pacientes con trastorno bipolar no son correctamente diagnosticados como tales hasta que se detecta un episodio de elevación del humor o éste ha aparecido previamente.

Características de la fase depresiva:

  • Tristeza.
  • Apatía, pérdida del interés por las cosas que anteriormente le interesaban.
  • Cansancio (todo le cuesta un enorme esfuerzo).
  • Variaciones en el apetito (disminución o aumento).
  • Alteraciones en el sueño.
  • También pueden aparecer ideas pesimistas repetitivas.
  • No es infrecuente que ante la desesperanza que rodea esta situación, el enfermo tenga pensamientos relacionados con la muerte e incluso intente suicidarse.

El paciente bipolar que ha experimentado episodios depresivos previos puede entender que esta situación es temporal y, por lo tanto, que saldrá de ella.

Sin embargo, en muchas ocasiones el paciente no los reconoce como tales, piensa que su vida no tiene sentido y no llega a entender la necesidad de un tratamiento.

El tratamiento de una fase depresiva requiere siempre la utilización de un fármaco estabilizador del humor, y es el psiquiatra el que ha determinar la necesidad de realizar otros tratamientos, como la toma de antidepresivos.

FASES DE REMISIÓN

Los pacientes bipolares pueden pasar largos periodos de tiempo sin síntomas, es decir, en remisión, y éste es el objetivo que debe perseguirse con todas las medidas terapéuticas con las que se cuenta actualmente.

Un paciente que cumpla adecuadamente con el tratamiento tiene posibilidades de mejorar su trastorno bipolar. El paciente que no sigue su tratamiento tendrá una recaída SEGURA.

TIPOS DE TRASTORNOS BIPOLARES

La forma clásica de trastorno bipolar se caracteriza por fases de depresión y manía. En función de la intensidad de los síntomas existen dos tipos de trastorno bipolar:

  • Tipo I: es la forma clásica, caracterizada por fases maníacas intensas y por depresiones. En las fases maníacas pueden aparecer delirios (por ejemplo, creerse Dios o con poderes especiales) y alucinaciones auditivas (voces que dan órdenes o insultan). En las fases depresivas existe tristeza, apatía, lentitud de movimientos, ansiedad, insomnio y pérdida del apetito.
  • Tipo II: se caracteriza por depresiones intensas y fases de euforia moderadas que se denominan hipomanía. Pueden aparecer síntomas psicóticos pero tienen que estar asociados a las fases depresivas. Las fases de euforia moderadas a veces parecen un cambio temperamental o de carácter. Es bastante frecuente que los familiares detecten más sociabilidad en el paciente, menos timidez, mayor actividad… Es posible que el paciente no se dé cuenta.

Fases Mixtas

En un 30% de las personas que tienen un trastorno bipolar los síntomas característicos de la manía y la depresión aparecen mezclados. Estas mezclas de síntomas maníacos y depresivos se denominan FASES MIXTAS.

Con bastante frecuencia en el mismo día el paciente está alegre y triste, y a menudo está muy irritable y enfadado. En general puede haber todo tipo de mezcla de síntomas depresivos y maníacos, lo que hace que su enfermedad resulte extraña y difícil de comprender tanto para él como para los demás.

Ciclación rápida

Cuando los pacientes sufren cuatro fases o más al año se dice que tienen un patrón de ciclación rápida.

Este grupo de pacientes requiere un tratamiento especial y deben ser examinados con especial atención para descartar algunas enfermedades que, a veces, pueden asociarse con alteraciones de la glándula tiroides.

CAUSAS

Factores genéticos podrían ser la causa principal de la enfermedad. Se llega a esta conclusión después de diferentes estudios que ponen de relieve la existencia de varios miembros diagnosticados con esta enfermedad en una misma familia. Por otro lado, estudios genéticos en diferentes cromosomas avalan esta posibilidad.

Las alteraciones genéticas probablemente implican una disfunción en el sistema límbico, que son un conjunto de estructuras del sistema nervioso central cuya función es la regulación del estado de ánimo.

Es decir, actuaría como un termostato para el humor y evitaría que sin causa justificada se pasase a estar depresivos y a la vez excesivamente eufóricos.

En aquellas personas genéticamente predispuestas a sufrir la enfermedad, algunos aspectos del entorno, como el consumo de drogas, entre ellas el alcohol, o algunas situaciones muy estresantes emocionalmente, pueden desencadenar el inicio de los síntomas.

DIAGNÓSTICO

En el momento actual no existe ninguna exploración o prueba que nos lleve al diagnóstico de la enfermedad.

El diagnóstico siempre se lleva a cabo mediante la historia clínica y los datos que puedan aportar los familiares. En este sentido, se diagnostica el trastorno bipolar siempre que un paciente ha presentado al menos una fase depresiva y otra fase hipomaníaca o maníaca.

En caso de que los primeros síntomas correspondan a una fase maníaca o hipomaníaca, se debe diagnosticar directamente el trastorno bipolar.

La ausencia de técnicas diagnósticas objetivas hace que la comunidad médica internacional haya consensuado unos criterios clínicos para establecer el diagnóstico de depresión y mania. Estos criterios diagnósticos están recogidos en un manual denominado DSM-IV.

El diagnóstico de trastorno bipolar se establece cuando el paciente ha sufrido un episodio maníaco único o un episodio hipomaníaco o un episodio mixto (con síntomas depresivos o maníacos).

Para establecer el diagnóstico de trastorno bipolar, los síntomas no deben corresponder a otras enfermedades psiquiátricas como el trastorno esquizoafectivo o cualquier otro tipo de trastorno psicótico y tampoco pueden coincidir con el consumo de drogas.

EVOLUCIÓN

Con el tratamiento adecuado la evolución es generalmente buena. Sin tratamiento son frecuentes las recaídas y conllevan importantes repercusiones familiares, sociales y laborales.

La enfermedad puede comenzar de forma imperceptible en la adolescencia y aparecer de forma abrupta en la edad adulta con una fase depresiva o maníaca.

El primer episodio suele venir precedido de un factor estresante ambiental, pero los siguientes pueden aparecer de forma independiente de los factores externos.

Hay pacientes con tendencia a recaer en las mismas fechas y el patrón estacional más frecuente es el de episodios depresivos en primavera, maníacos en verano y nuevamente depresivos en otoño.

Predicen una mala evolución los siguientes factores: el mal cumplimiento del tratamiento, el consumo de alcohol y drogas, las recaídas múltiples y la falta de apoyo psicosocial.

La tasa de suicidio en los pacientes bipolares no tratados oscila alrededor del 10-15% y la forma de disminuir este riesgo y de asegurar una mejor evolución es cumplir las cinco reglas básicas:

Cumplir el tratamiento (farmacológico y psicoterapia eficaz), no consumir alcohol ni drogas, seguir horarios regulares de sueño y realizar actividades estructuradas, realizar un seguimiento por el psiquiatra de referencia y aprender a detectar los síntomas de recaída.

AVANCES EN LA INVESTIGACIÓN

Las principales áreas de investigación en los trastornos bipolares son:

La investigación para el hallazgo de nuevos tratamientos

  1. La investigación en psicofármacos permite avanzar en la obtención de nuevos tratamientos más eficaces y más tolerables por parte de los pacientes.
  2. La investigación mediante exploraciones neuropsicológicas permite medir algunas funciones intelectuales de los pacientes como: la atención, la memoria, la capacidad de planificación, entre otras. un adecuado funcionamiento neuropsicológico facilita una mejor adaptación al entorno: trabajo, familia, etc.

Conociendo mejor las funciones intelectuales de cada paciente, en un futuro no muy lejano podremos disponer de programas de rehabilitación que ayudarán a los pacientes a funcionar mejor en su vida cotidiana.

Los pacientes bipolares presentan dificultades en la atención y la concentración, también presentan más dificultades para aprender nueva información y recordarla a largo plazo.

Presentan dificultades para planificarse y organizarse a la hora de realizar tareas o diferentes actividades.

Cada vez tenemos más evidencias de que algunos pacientes bipolares también presentan estas alteraciones cuando no se encuentran en la fase maníaca o depresiva.

Probablemente estas alteraciones, más que los síntomas clínicos, son las que influyen en el funcionamiento social y laboral de los pacientes bipolares.

Por otro lado, investigaciones recientes concluyen que a más episodios o recaídas, mayor deterioro de estas funciones.

La investigación para un diagnostico precoz y un tratamiento adecuado

  1. La investigación clínica tiene como objetivo definir diferentes subgrupos de pacientes con trastorno bipolar que pudieran beneficiarse de tratamientos especiales. Por ejemplo, grupos de pacientes que padecen otras enfermedades además del trastorno bipolar (comorbilidad), o pacientes que no se adhieren a los tratamientos o que no los cumplen bien. En cuanto a los avances encaminados a una mejor comprensión de la enfermedad, cabe destacar:
  2. La investigación genética, cuya finalidad principal es el estudio de las causas de la enfermedad y su relación con diferentes cromosomas.
  3. La investigación en neuroimagen permite identificar aquellas áreas del cerebro más relevantes para el trastorno bipolar. Se divide en neuroimagen estructural y funcional. .

La neuroimagen estructural nos aporta información sobre la forma, el tamaño o la disposición de algunas estructuras del cerebro. Concretamente se han evidenciado cambios en el volumen de la amígdala e hipocampos en los pacientes con trastorno bipolar.

La neuroimagen funcional, como su nombre indica, nos aporta información sobre las funciones que derivan de diferentes áreas cerebrales. Las técnicas más habituales para el estudio de la neuroimagen funcional son el SPECT y el PET.

Gracias a las técnicas de neuroimagen funcional, se ha llegado a poder detectar las regiones más relevantes de los cerebros de pacientes con depresión bipolar. Cuando los pacientes sufren una depresión bipolar grave, se ve menor actividad o metabolismo en los lóbulos frontales y los ganglios basales.

También se han observado cambios en las fases maníacas, sobre todo caracterizados por asimetrías en los lóbulos temporales.