El trastorno límite de la personalidad (TLP) o borderline es un trastorno mental que se caracteriza por la dificultad en la regulación de las emociones. Esta dificultad provoca cambios acusados en el estado de ánimo, impulsividad e inestabilidad, problemas de autoimagen y relaciones interpersonales inestables. Pueden darse esfuerzos desesperados para evitar situaciones de abandono real o imaginado. El resultado combinado puede manifestarse en conductas destructivas como autolesiones o intentos de suicidio.
Se estima que el 1,6% de la población adulta padece trastorno límite de la personalidad. Casi un 75% de las personas diagnosticadas son mujeres, pero investigaciones recientes sugieren que el porcentaje de hombres puede igualar al de las mujeres. En el pasado, los hombres con trastorno límite de la personalidad eran a menudo mal diagnosticados con trastorno de estrés postraumático o depresión.
Síntomas
Estos son los criterios diagnósticos del trastorno límite de la personalidad según el DSM-5:
- Esfuerzos desesperados para evitar el desamparo real o imaginado. (Nota: No incluir el comportamiento suicida ni de automutilación que figuran en el criterio cinco)
- Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas que se caracteriza por una alternancia entre los extremos de idealización y de devaluación.
- Alteración de la identidad: inestabilidad intensa y persistente de la autoimagen y del sentido del yo.
- Impulsividad en dos o más áreas que son potencialmente autolesivas (por ejemplo, gastos, sexo, drogas, conducción temeraria, atracones alimentarios) (Nota: No incluir el comportamiento suicida ni de automutilación que figuran en el criterio cinco)
- Comportamiento, actitud o amenazas recurrentes de suicidio, o comportamiento de automutilación.
- Inestabilidad afectiva debida a una reactividad notable del estado de ánimo (por ejemplo, episodios intensos de disforia, irritabilidad o ansiedad que generalmente duran unas horas y, rara vez, más de unos días).
- Sensación crónica de vacío.
- Enfado inapropiado e intenso, o dificultad para controlar la ira (por ejemplo, exhibición frecuente de genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes).
- Ideas paranoides transitorias relacionadas con el estrés o síntomas disociativos graves.
Para llegar al diagnóstico, se deben cumplir, al menos, cinco de los nueve síntomas indicados anteriormente.
Causas
Las causas del trastorno límite de la personalidad no se conocen completamente, pero se cree que es el resultado de una combinación de factores:
- La genética. Si bien no se ha demostrado que ningún gen específico lo cause, los estudios en gemelos sugieren que tiene fuertes vínculos hereditarios. Es aproximadamente cinco veces más común entre las personas que tienen un familiar de primer grado con trastorno límite de la personalidad.
- Los factores ambientales. Las personas que experimentan acontecimientos traumáticos en su vida tales como abuso físico o sexual durante la infancia o negligencia y separación de los padres tienen mayor riesgo de desarrollarlo.
- La función del cerebro. La forma en la que funciona el cerebro en las personas con trastorno límite de la personalidad es, a menudo, diferente, lo que sugiere que existe una base neurológica para algunos de los síntomas. Específicamente, las porciones del cerebro que controlan las emociones y la toma de decisiones/juicio pueden no comunicarse bien entre sí.
Diagnóstico
No existe ninguna prueba médica para el diagnóstico del trastorno límite de la personalidad, y un diagnóstico no se basa en un síntoma. El diagnóstico debe ser realizado por un psiquiatra o un psicólogo clínico tras una o varias entrevistas clínicas, así como la realización de tests.
Tratamiento
Un plan de tratamiento típico y completo para el trastorno límite de la personalidad incluye psicoterapia y medicación.
Psicoterapia:
La psicoterapia es esencial para el tratamiento del trastorno límite de la personalidad. Existen varios tipos de psicoterapia que son eficaces:
- La terapia dialéctico conductual (TDC o DBT) se centra en la enseñanza de habilidades de afrontamiento para combatir impulsos destructivos, regular las emociones y mejorar las relaciones mientras se añade validación. Incluye trabajo individual y de grupo, y fomenta la práctica de técnicas de mindfulness. Se ha demostrado que la TDC es eficaz para reducir el comportamiento suicida, la hospitalización psiquiátrica, el abandono del tratamiento, el abuso de sustancias, la ira y las dificultades interpersonales.
- La terapia cognitivo conductual (TCC) ayuda a cambiar el pensamiento negativo y el comportamiento asociado al trastorno. El objetivo de esta terapia es reconocer pensamientos negativos y enseñar estrategias de afrontamiento.
- La terapia basada en la mentalización (TBM o MBT) es un enfoque terapéutico desarrollado por Fonagy y Bateman. La capacidad de mentalizar es el proceso mediante el cual entendemos la propia mente y la de los otros, a partir de estados mentales (intenciones, sentimientos, pensamientos, deseos y creencias) con la finalidad de dar sentido y anticipar las acciones de cada uno. La mentalización (o función reflexiva) implica la capacidad de contener, regular, experimentar y dar sentido a las emociones y sentimientos. La terapia basada en la mentalización persigue entender mejor las propias emociones y las de los demás. A través de esta mayor conexión entre sentimientos y pensamientos, se consigue un comportamiento propio más adecuado así como unas relaciones más satisfactorias con los demás.
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La psicoterapia focalizada en la transferencia (PFT o TFP) ha sido desarrollada por el profesor Otto Kernberg, director del Instituto de Trastornos de la Personalidad de Nueva York. Esta psicoterapia contribuye al desarrollo de un sentido de la identidad estable. Se basa en la modificación de los mecanismos de defensa primitivos que se activan en la relación terapéutica e impiden establecer patrones afectivos saludables. Al principio del tratamiento, el objetivo principal es reducir la sintomatología más grave y autodestructiva. Progresivamente ayuda al paciente a incrementar el control sobre las propias emociones y a centrarse en alcanzar sus metas de vida, y a mantener relaciones afectivas más satisfactorias.
Medicación:
No existe medicación específica para el tratamiento de síntomas como el vacío, los sentimientos de abandono y la alteración de la identidad, pero puede ayudar a disminuir otros síntomas como la ira, la depresión y la ansiedad.
Esta medicación puede incluir estabilizadores del estado de ánimo, antipsicóticos, antidepresivos y ansiolíticos.
Hospitalización:
Cuando la psicoterapia y la medicación no son suficientes, puede ser necesaria una hospitalización. Un hospital puede proporcionar un ambiente seguro para una persona con trastorno límite de la personalidad en momentos de crisis con autolesiones e ideación suicida.
Trastornos adicionales
Junto al trastorno límite de la personalidad, pueden presentarse otros trastornos que deben tratarse conjuntamente, como por ejemplo:
- Trastornos de ansiedad, trastorno de estrés postraumático.
- Trastorno bipolar.
- Depresión.
- Trastornos de la conducta alimentaria, especialmente bulimia.
- Otros trastornos de la personalidad.
- Abuso de sustancias.