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Noticias sobre el trastorno límite de la personalidad.
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La crisis puede ser un caldo de cultivo para el desarrollo de trastorno límite de la personaliadad, según Francisco Alberdi, responsable de la unidad especializada en trastorno límite de la personaliadad del Hospital de Copenhague, que ayer impartió un taller sobre la Psicoterapia Basada en la Mentalización, una terapia que tiene un 60% de éxito. Más de un centenar de profesionales de la salud asistieron ayer a este taller, enmarcado en el quinto curso sobre trastorno límite de la personaliadad del Foro Gallego para el Estudio de la Personalidad, celebrado en el Colegio de Médicos de Vigo.
- ¿Por qué un individuo es incapaz de canalizar sus sentimientos?
- Es el ejemplo del huevo y la gallina. Lo que sí se sabe es que es una combinación de predisposición genética y de influencia ambiental durante la infancia. La mayoría de nuestros pacientes, el 60%, proviene de familias muy difíciles, pero también hay un 40% que proviene de familias completamente normales. A pesar de todo, la forma de reaccionar de ambos es muy semejante, tienen los mismos defectos y los mismos problemas de regulación emocional y dificultad de mentalización.
- ¿Qué intenta la terapia de mentalización?
Que estén en condiciones para que puedan regular sus sentimientos, de forma que no se autodestruyan ni destruyan sus relaciones íntimas.
Fuente: Faro de Vigo
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El montador sevillano Fernando Franco se cuela en el último día de competición del Festival de Cine de San Sebastián con su primer largometraje, "La herida", un retrato descarnado sobre una mujer con trastorno límite de la personaliadad que le produce una enorme infelicidad.
"Para mí es una película de retrato de un personaje, no quiero que sea sobre el tema del Trastorno Límite de la Personalidad, sino de alguien que lo padece", explica el realizador en una entrevista con Efe.
Aunque el proyecto comenzó como idea para un documental, donde recopiló una gran cantidad de datos que están en la cinta, el resultado es un recorrido por solo un trozo de la vida de Ana, una enferma que no sabe que lo es.
"Y al no saberlo ella, tampoco se verbaliza el trastorno, no se nombra siquiera", y por eso, señala, "hay problemas que son la misma nebulosa" para ella que para espectador.
Estas personas desarrollan "un cierto efecto camaleónico que se ve en la película: cómo se porta con sus compañeros de trabajo (...), con su madre, con los pacientes, con su novio, y mi idea era hacer accesibles todas estas esferas, porque normalmente estas personas solo te dejan ver una de ellas", explica Franco.
Porque el espectador va desde el primer minuto con ella; la cámara se mueve y respira, y llora y se autolesiona los brazos y las piernas con ella, y se lamenta con ella de por qué la vida es así.
"Siempre me ha interesado el plano secuencia y el tiempo real, aunque sea montador, por un lado porque se me hace más fácil para trabajar con los actores, todo tiene una elasticidad que me gusta más, y por otro, porque me preocupa llegar a contar la secuencia de la mejor manera posible", dice.
Y añade: "Hay mil maneras de contar, lo sé, pero hacer esto de alguna forma me compromete, de manera que ya no me queda ninguna opción de cara al montaje".
"Voy a tiempo real, triple salto mortal y veremos. No me cubro nada, pero porque es la manera que me estimula trabajar", se desnuda.
Como montador, Franco ha trabajado con un montón de directores importantes de los que se ha reído, dice, cuando veía "sus manías, sus miedos, sus inseguridades", pero, puesto en su pellejo, se ha dado cuenta de que "no tiene tanta gracia y de que repites un patrón".
Con todos ha tenido muy buena relación, pero sobre todo, dice, "con ellos la sala de montaje me la he tomado como una escuela, eso me lo llevo en la mochila".
Directores como Montxo Armendariz, o más recientemente, Pablo Berger, con quien hizo "Blancanieves", por la que consiguió su primera nominación a los Goya; Santiago Zannou o David Pinillos, otro montador metido a director ("Bon apetit") que ahora asume el montaje de "La herida".
Por no hablar de su "padrino", Jaime Rosales, que además de amigo, fue el primer productor de su idea.
El director fue consciente desde el principio de lo importante que era encontrar a la actriz adecuada, porque Ana está prácticamente en todos los planos. "Ha sido una suerte que Marian Álvarez se involucrase en el proyecto", reconoce.
La madrileña, ganadora de un Leopardo de Plata del Festival de Locarno por "Lo mejor de mí", confiesa a Efe que "no ha sido fácil asumir toda esta responsabilidad".
"Lo que hice fue investigar todo lo que pude sobre la enfermedad, pero sin contactar con nadie porque uno de los síntomas es que, si se sienten importantes, se agudizan sus problemas de autolesiones y demás, y no me parecía ético ni moral dañar a alguien para estar estupenda en mi interpretación", afirma.
Para la actriz, este es un viaje emocional "no apto para todos los estómagos", es "el día a día de alguien que no sabe gestionar sus sentimientos, que es muy sensible y que siente un dolor muy muy intenso y constante dentro de ella. Camina sobre la cuerda floja y no sabe para qué lado se va a caer, porque continuamente piensa que se va a caer".
Y en el reparto, otros sensacionales actores: Ramón Barea, Ramón Agirre, Rosana Pastor y Andrés Gertrudix.
Fuente: EFE
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