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Noticias sobre el trastorno límite de la personalidad.
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El Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Clínico y el Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica de la Universidad Complutense de Madrid, organizan este encuentro dirigido a profesionales sanitarios y cuyo principal objetivo es debatir sobre los trastornos límite de la personalidad, su tratamiento y las habilidades en el manejo clínico de los pacientes que presentan esta patología
Durante dos días expertos en psiquiatría, psicología y terapia ocupacional, abordan el trastorno límite de la personalidad (TLP), su tratamiento y las habilidades en el manejo clínico de los pacientes que presentan esta patología. Estos trastornos y en particular el trastorno límite o boderline constituyen desviaciones de la personalidad condicionadas por la inmadurez y por la falta de desarrollo de la misma, sin ninguna enfermedad asociada como desencadenante y por lo tanto no debidos a cuadros más específicos como ocurre en la esquizofrenia o los trastornos bipolares.
Este encuentro o aula, dirigido por los Dres. Juan José López-Ibor y José Luís Carrasco, Jefe del Servicio de Psiquiatría y director de la Unidad de Trastornos de la Personalidad, respectivamente, del Clínico San Carlos, se ha organizado en cuatro bloques temáticos.
El primero aborda las dificultades en la realización del diagnóstico diferencial, los límites del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) con la psicosis y con otros trastornos y en el segundo bloque se intenta realizar una aproximación desde todos los puntos de vista, a los trastornos de la personalidad. El siguiente bloque trata sobre el manejo del elemento neurobiológico en los TLP y en el cuarto y último se hace un resumen de las terapias ocupacionales específicas. El programa se completa con tres talleres sobre diferentes terapias utilizadas en el manejo de esta patología
El TLP se da en un 70-80% de los jóvenes con conductas antisociales, intentos de suicidio, conductas violentas o trastornos por abuso de drogas. El origen del mismo se encuentra en disfunciones internas del equilibrio emocional y afectivo, y de la manera de integrar de forma adecuada las vivencias e información que se percibe del entorno, lo que en definitiva se puede definir como una inmadurez afectiva y de relación.
Estas disfunciones llevan a una pérdida del autocontrol, así como del propio sentido de la identidad. Estas anomalías internas son las claves del trastorno y el objetivo a resolver para los tratamientos que pretendas ser eficaces.
Unidad pionera en la Comunidad de Madrid
El Servicio de Psiquiatría del HCSC puso en marcha en 2005 la Unidad de Trastornos de la Personalidad (UTP) con el objetivo de abordar desde todos los puntos de vista profesionales y sociales esta patología y agrupar todos los recursos para ofrecer un seguimiento continuado y coordinado de estos pacientes.
Dirigida por el Dr. José Luís Carrasco, esta Unidad dispone de salas para las actividades grupales y está integrada por un equipo compuesto por un psiquiatra dos psicólogas clínicas, una terapeuta ocupacional, una enfermera, una auxiliar de enfermería y un administrativo, así como especialistas en formación MIR y PIR.
La UTP ha sido el primer recurso específico para trastornos de personalidad que se puso en marcha en la red pública de salud mental de la Comunidad de Madrid y lo ha sido por iniciativa propia del Instituto de Psiquiatría de nuestro hospital, dirigido por el Dr. Juan José López-Ibor, que ha cedido parte de sus recursos propios para este dispositivo.
En esta Unidad se ofrece un sistema de tratamiento intensivo y altamente especializado, diseñado según las líneas respaldadas por la literatura científica como las idóneas para el tratamiento de los trastornos de personalidad graves. Estos trastornos se caracterizan por una grave inestabilidad emocional y un severo descontrol de los impulsos, que se manifiestan comúnmente por intentos autolíticos, agresividad, abuso de tóxicos y fracaso vital completo.
Fuente: Diario Digital del Henares.
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El trastorno límite de personalidad (borderline, en terminología anglosajona) afecta al 2% de la población, pero no siempre es fácil de diagnosticar. De hecho, se ha convertido para algunos especialistas en un cajón de sastre donde se aboca la conducta de personas que queman contenedores de basura o que hacen novillos en clase. Pero los límite son personas con una gran inestabilidad emocional, conductas autolesivas, intentos de suicido y vida caótica que hace también sufrir lo indecible a sus familiares.
Normalmente, las personas con TLP pueden presentar otros trastornos simultáneamente, como déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y consumo de drogas. Una investigación con más de 300 pacientes con trastorno límite realizada por el equipo del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d'Hebrón de Barcelona y financiada por el Departamento de Salud de la Generalitat y la Fundación La Caixa arroja nueva luz: alrededor del 15% no son realmente personalidades límite, sino otras patologías. El error "no es por un fallo del psiquiatra, sino por el instrumento diagnóstico utilizado", dice Miquel Casas, jefe del Servicio de Psiquiatría del citado hospital.
Otro dato importante: de los pacientes con personalidad límite correctamente diagnosticados, más del 30% padecen al mismo tiempo hiperactividad. Estos pacientes tienen fracaso escolar, consumen drogas, sufren más accidentes de tráfico y problemas laborales, rompen continuamente las relaciones amorosas, practican más sexo sin protección y puede llegar a abortar más, añade el psiquiatra.
Según estos resultados, casi la mitad de pacientes considerados como TLP no reciben el tratamiento adecuado, afirma Casas. El TDAH se trata hiperactivando al enfermo mediante psicoestimulantes como el metilfenidato o con antidepresivos y psicoterapia; a los límite se les prescribe, con resultados moderados, psicoterapia y sedantes, pero nunca psicoestimulantes, que lo harían empeorar.
Casas presentó los resultados preliminares del estudio durante la jornada profesional dedicada al TLP organizada por segundo año en Barcelona por la Fundación ACAI-TLP. En el caso de que un paciente límite sufra al mismo tiempo de hiperactividad se abre una nueva ventana terapéutica más efectiva, asegura Miquel Casas. "Hiperactivando al enfermo al que se le haya hecho un buen diagnóstico de comorbilidad y dejando los sedantes, la mayoría de las veces estos pacientes pueden mejorar", sostiene.
Por otra parte, un niño hiperactivo que tenga una mala evolución a lo largo de la vida puede mimetizar un trastorno límite, afirma Casas. Sin embargo, diagnosticar el trastorno límite en la adolescencia es difícil porque la personalidad no cristaliza hasta los 18-22 años, añade Josep Matalí, psicólogo clínico y coordinador de Conductas Adictivas del Hospital Sant Joan de Déu. "Los adolescentes son muy plásticos, y lo que hoy es un trastorno de ansiedad a lo mejor mañana es un trastorno de conducta y pasado un trastorno adictivo", añade Matalí.
Según Joaquim Soler, psicólogo clínico del Servicio de Psiquiatría del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, el TLP cursa en un elevado porcentaje con trastornos de ansiedad, depresión o alimentación. Soler aboga por el tratamiento mediante terapia dialéctico conductual, en especial para pacientes con trastorno límite de alta gravedad suicida, mientras que la terapia de la transferencia puede ser más útil en pacientes menos graves. La Unidad de Trastorno Límite del Hospital de Sant Pau realiza terapias grupales "porque, sin dejar de ser efectivas, permiten tratar a más personas", dice Soler.
Lo importante, añade Matalí, es detectar ese funcionamiento anómalo e intervenir para reducir la alteración conductual al mínimo posible. Matalí es un defensor de la prevención secundaria: "Un diagnóstico precoz de síntomas, llámese trastorno límite o trastorno desafiante, tanto da la etiqueta, evitaría que cristalizaran muchos otros problemas, como una adicción o un trastorno de conducta alimentaria". Una vez diagnosticados, ¿tienen cura los pacientes límite? "Hace 10 años se pensaba que era un trastorno crónico", explica Soler, pero la impulsividad puede mejorar por sí sola con la edad. Un estudio publicado en 2006 en American Journal of Psychiatry indica que de 290 pacientes, en el 88% de los casos los síntomas fueron remitiendo en los 10 primeros años.
El País.