Noticias
Noticias sobre el trastorno límite de la personalidad.
- Detalles
Después de lo que han pasado y lo que están pasando, ni Juanjo (30 años), ni Lucía (21), ni Verónica (24) se creen aún que hayan llegado hasta donde están actualmente. Pero allí están; en un piso de una nueva urbanización de Leganés (en Madrid).
Comparten, como muchos otros jóvenes españoles, el espacio, las tareas domésticas, la nevera, la lavadora... Lo que para cualquier chico de su edad es un paso normal en la vida, emanciparse, para ellos ha supuesto un duro esfuerzo pero, sobre todo, un paso más en la terapia de su enfermedad. Padecen TLP, el más común y grave de los trastornos de personalidad.
"No saben lo que quieren, lo que son, hacia dónde van o quieren ir... Se sienten muy inestables y temen que puedan estallar emocionalmente en cualquier momento, lo que les lleva a la autolesión y al intento de suicidio con frecuencia", señala José Luis Carrasco, especialista de la Unidad de TLP del Hospital Universitario Clínico San Carlos, de Madrid, donde Juanjo, Lucía y Verónica están en tratamiento.
Y, precisamente, como parte fundamental de su terapia, se pensó en la necesidad de que 'salieran' del hogar familiar, que aprendieran a convivir. "Es una idea que surge desde la Asociación Madrileña de Ayuda e Investigación del trastorno límite de la personalidad (AMAI-TLP), a la que el instituto municipal de la vivienda (IVIMA) le ha cedido el piso, y me pareció un buen paso en el proceso terapéutico", aclara a ELMUNDo.es el doctor Carrasco.
"Estos pacientes suelen tener una dependencia abusiva de sus padres y, en muchos casos, también las relaciones familiares están muy deterioradas. Existen pisos tutelados o residencias para afectados de otras patologías mentales, pero no están gestionados como éste. Se trata de una experiencia piloto, porque aquí el profesional sanitario apenas interviene en la gestión del piso".
Mantener la autodisciplina
El nuevo hogar de Juanjo, Lucía y Verónica está pensado "para mejorar sus habilidades biopsicosociales. Con ello ganarán autonomía personal. Durante la estancia, aprenderán a regular de manera íntegra los hábitos vitales, el autocuidado, el mantenimiento del hábitat y la autodisciplina", aclaran desde AMAI-TLP.
La mudanza no ha sido fácil. "Al principio sí quería venir, pero cuando se acercó el momento de hacer el traslado me asusté mucho. Yo estoy muy a gusto en mi casa, además me cuesta mucho desplazarme por lugares que no conozco y hacer la compra, no sé ni cuánto cuestan las cosas", comenta Verónica mientras muestra todos los tiques de compra que ha acumulado durante la primera semana de estancia en su piso. Y la adaptación tampoco les está resultado sencilla. Juanjo y Lucía vivían en el centro de Madrid y residir ahora a las afueras nos les convence. "Me gusta mi barrio y lo echo de menos", comentan los dos.
Pese a todo, se organizan bien. Verónica lo explica con detalle: "En la nevera hemos puesto una lista con las tareas de limpieza del piso (son tres habitaciones, dos baños, un salón comedor y cuarto de estar) que tiene que hacer cada uno cada día. Nos hemos dividido algunos muebles de la cocina para que cada uno tenga ahí su comida. Además, como yo no fumo y ellos sí hemos decidido que el cuarto de estar es la 'sala de fumadores'. En el resto de la casa no se puede".
Lo que no ha cambiado es su rutina. "Todos los días tienen que seguir asistiendo al hospital de día, donde hacemos el tratamiento para el trastorno límite (TLP). Lo cierto es que al principio estaban muy asustados por la separación familiar. Pueden visitar su antigua casa, pero no quedarse a dormir. Por lo que estamos viendo en estas primeras semanas de convivencia lo están haciendo muy bien", aclara Patricia Gómez, psiquiatra.
Verónica "ha estado varias veces ingresada muy grave y ahora está aprendiendo a valerse por sí misma. Hay que tener en cuenta que ella se siente incapaz de hacer cosas que son básicas y que cualquier persona realiza de forma rutinaria, sin pensar", agrega. De la misma opinión se muestra la psicóloga Irene de la Vega que defiende "que están caminando en la línea correcta, hacia una mayor autonomía. Cuánta más logren, mucho mejor".
Por delante quedan los seis meses de estancia, "aunque si les va bien alargaremos el tiempo en el piso", aclara el doctor Carrasco. Luego, vendrán más pacientes. El requisito para entrar en el piso terapéutico: "Estar estables y con cierto grado de autocontrol", concreta el doctor Carrasco.
Mientras, en AMAI-TLP ya están pensando en dar un paso más. "Hemos logrado el piso y ahora estamos pensando en crear una empresa en la que ellos puedan colocarse. Estaría destinada a gestionar eventos y trabajaríamos con otras asociaciones... Hay mucha gente a la que podría dar trabajo", determina Teresa Oñate, presidenta de la asociación de TLP.
Autor: Patricia Matey, El Mundo
- Detalles
En la salud mental, psiquiatras, psicólogos y psicoterapeutas, ofrecemos asistencia a las diferentes patologías existentes en la sociedad actual. Algunas patologías mentales son conocidas por la población en general: depresión, ansiedad, adicciones, esquizofrenia, etc. Dichas patologías presentan tratamientos con resultados exitosos y gozan de una larga trayectoria en la investigación científica. Sin embargo, existen otros problemas de salud mental menos conocidos por la población y no por ello con menor número de afectados. El desconocimiento de algunas patologías da lugar en ocasiones a la incomprensión, suponiendo para las personas afectadas y sus familiares sentimientos de frustración, rabia, desesperanza, impotencia y culpa.
En el momento actual, entre los incomprendidos de la salud mental se encuentran los trastornos de personalidad. La realidad es que el número de afectados por este problema es cada vez es mayor. Las últimas investigaciones hablan entre un 2-3% de trastornos de personalidad en la población general. Pero cuando hablamos de pacientes en tratamiento ambulatorio y hospitalario la cifra aumenta. Con lo cual, estamos ante una patología con un volumen elevado de afectados que requiere de una mayor comprensión y atención.
La personalidad es el modo de ser propio y particular de una persona que lo identifica como tal, a través del tiempo y de las diferentes situaciones y roles que desempeña. Es en sí mismo más que la suma de las partes; una entidad compleja que se halla en cambio y crecimiento continuo. Ahora bien, un trastorno de personalidad sería la perturbación de la persona en ese modo de ser propio y particular, en su forma de "estar en el mundo" (dramática en muchas ocasiones). Al estar dañado ese modo de estar en el mundo, las repercusiones no son sólo para el paciente, también para su entorno más cercano: familia, amigos, así como a su entorno social en general.
Los trastornos de personalidad se caracterizan por su aparición temprana, su resistencia al cambio o rigidez y su cronicidad. En cuanto a su rigidez, la personalidad sana es más o menos estable o similar en diferentes situaciones y momentos vitales; en ese más o menos radica la normalidad. Podemos ser muy tozudos, pero a la vez saber escuchar a los demás, o preocuparnos por la opinión de los demás o ser pacientes. Todas esas características hacen que nuestra tozudez se flexibilice y se exprese de forma atenuada en circunstancias e incluso que llegue a desaparecer o a permanecer en un segundo plano en ocasiones. Somos tozudos pero no siempre con la misma intensidad, ni ante todos los problemas, situaciones o experiencias, ni con todas las personas. En los trastornos de personalidad , por el contrario, sucede que la persona tiene un rasgo de manera extrema, de tal forma que siempre o en la mayoría de ocasiones su comportamiento, su modo de expresar las emociones, su forma de relacionarse con los demás, etc, es la misma, independientemente de lo que requiera la situación o momento concreto. Por tanto, sus recursos son limitados, repetitivos e inflexibles. Su capacidad de aprender nuevas maneras de comportarse se halla gravemente limitado. Además, los trastornos de personalidad son inestables, en el sentido de que su modo de ser es impredecible, incluso para la misma persona que lo padece, no pudiendo desarrollar formas consistentes de abordar los problemas, de expresarse, de prever o imaginar soluciones a posibles dilemas, o bien, de saber algo tan importante como qué es lo que desea o que podría ser bueno para su felicidad.
En resumen, la extrema estabilidad (rigidez), como la inestabilidad máxima (no se puede predecir), son elementos nucleares de los trastornos de personalidad, provocando que este tipo de personalidad patológica no le sea útil a la persona, en el sentido evolutivo o adaptativo, siendo dañina para ella y para su entorno, de ahí los niveles tan altos de angustia y sufrimiento que llegan a padecer.
En los trastornos de personalidad no hay un sistema más afectado que otro, es una afectación total del individuo. Se ve afectado su modo de ser, por tanto, la diferencia con otros trastornos y de ahí su complejidad. Las perturbaciones aparecen en un amplio rango de comportamientos, sentimientos, experiencias internas y circunstancias diversas.
Teniendo en cuenta la complejidad de la patología, la mejor forma de aproximarnos a su comprensión y tratamiento, es abordarlo desde lo más sencillo o más evidente, con la esperanza que un pequeño cambio provoque un cambio más profundo. Hoy en día se sabe que ocurren cambios, en intervalos prolongados de tiempo, el desafío del tratamiento frente a estos trastornos tan rígidos es aprovechar esa reducida, pero significativa disponibilidad al cambio, para obtener modificaciones que permitan mejorar la calidad de vida de estos pacientes.
Laura Torrecilla Jiménez
Fuente: informacion.es
- Seis de cada diez pacientes con anorexia o bulimia se curan
- Congreso Nacional de Psiquatría reunirá 1.800 profesionales
- Nunca denuncié a mi hijo, lo que no puedes hacer es dejarte vencer
- 15% de pacientes que acuden a Atención Primaria sufren trastorno límite de la personalidad
- Aumentan los casos de TLP